Ansiedad+ felicidad en el embarazo, el combo deluxe

El tiempo vuela siempre. Pero durante el embarazo aún más. Mi retoño crece, y con ella mi felicidad. Mi vientre va cobrando tamaño semana a semana, ya faltan apenas 3 meses para que -Dios mediante- la tenga en mis brazos. Indira Fadila, así se llama mi bebé, nombre que quedó firme luego de meses deliberando. 
Mi pancita de 26 semanas.
Por lo pronto parece que a Indira Fadila le gusta bailar. Cada vez que pongo música noto sus pataditas. Si sale bailarina como su mamá será un placer, aunque muchos me dicen que no me cree expectativas ni que la atormente de chiquita. ¡Pero si a mi niña le gusta la música árabe qué le voy a hacer!. Es increíble cómo te cambia la vida un hijo; desde que está en la panza pienso en cuidarme para que esté bien, en no enfermarme para que esté bien, en ejercitarme para oxigenarla, y en que en el momento de su llegada a este mundo sufra lo menos posible (pues el nacimiento es el momento más traumático de la vida de un ser humano). 

Dicen que durante el embarazo las hormonas están de fiesta -o de siesta- según la ocasión, y se nos achaca eso de los cambios emocionales. "Uy pobre, está sensible, está embarazada", es vox pópuli. ¿Qué tan cierto es esto?

A medida que avanza el embarazo son muchos los cambios.Surgen miedos, no nos gusta cómo va mutando nuestro cuerpo, tenemos ansiedad, tenemos ataques de llanto o de risa, etc. Todo esto ocurre debido a cambios hormonales, pero también debido a cambios sicológicos. Nuestro cuerpo y nuestra mente va asimilando muchas cosas nuevas en poco tiempo. Siempre fui de llorar, pero en este último tiempo he estado más llorona que nunca. Pocas semanas atrás me sentía la mujer maravilla, pensaba que nada de todo eso que se dice me sucedería a mí. Pero aquí estoy, una madrugada de sábado, escribiendo y un poco nostálgica, pensando y pensando, y tejiendo ideas para un futuro que se aproxima demasiado rápido. Ansiedad, felicidad pura, miedos, preguntas y más preguntas, fantasías, y ganas irrefrenables de abrazar a mi bebé y verla crecer. Todo es un "combo deluxe" que compro cada día.

Mientras tanto, Indi en su mágico mundo juega, escucha música, baila, sueña, nos oye y nos mima con sus saludos en forma de pataditas. Y mientras, yo, en mi silla mecedora, escucho la paz de mi corazón, y del suyo, mientras cierro mis ojos y le doy su besito de buenas noches. Te amo hijita.



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