Parir animal, amor bestial

Cuando mi gatita Uma tuvo cría era en verdad muy chiquita, creo que aún no había cumplido el año de edad. Aún así, se las arregló para ser una mamá con toda la "garra". Cuando comenzó su trabajo de parto maullaba, caminaba arrastrándose un poquito, y en cada contracción entrecerraba los ojos y su maullido disminuía. Me buscaba, y quería que la acompañara a mi habitación, donde ya tenía preparado el lugar para parir. Me miraba, y se aseguraba de que la siguiera; y si yo volvía a la cocina, ella volvía a buscarme, así que me quedé con ella en su cuchita de toallas y trapos, donde se tiraba panza arriba para que yo la acariciara. Sin querer, estaba siendo una Doula para mi gatita, y mis masajes y palabras la fueron reconfortando.
Uma y sus 5 gatitos, noviembre de 2011

Cuando llegó el momento la dejé sola, y optó por irse abajo de mi cama. Allí estaba más oscurito, era noviembre, y parecía que le gustaba el fresco piso de parquet. Tenía yo  que salir, así que dejé a su alcance agua y comida, y para cuando volví a la tarde ya tenía sus 5 bebecitos prendidos a la teta. Sin dudarlo, fue una de las cosas más lindas que vi -y viví- en mi vida.

Pasaron los días y ella no se despegaba de sus cachorritos. Se levantaba sólo para ir a comer o a hacer sus necesidades. No le importaba mucho dejarlos un ratito conmigo, ya que yo no representaba peligro para sus bebés, sin embargo, estaba con ellos día y noche. Suspiraba, ronroneaba, jugaba, y hasta se tiraba resignada panza arriba cuando los felinos -ya más grandecitos- la asaltaban al paso para tomar la teta. Fue incondicional, como cualquier mamá del reino animal y aún ahora los mima y los cuida (me he quedado con dos de sus crías, y ya tienen 1 año). Uma dormía todo el día con sus hijitos; los aseaba, les ronroneaba (algo que se transmite de generación en generación en los felinos), y estaba dispuesta para lo que necesitaran, hasta que ellos estuvieran "listos" para salir a explorar el mundo. En estos días, entrando en la recta final de mi embarazo, me planteo miles de cosas y más de una vez me gustaría tener la seguridad y la "profesionalidad" de Uma.

Las mamás humanas estamos condicionadas por miles de factores culturales. "No lo pongas en la cama a dormir con vos porque no lo sacás más", "no le des la teta a cada rato porque lo vas a acostumbrar y no vas a tener vida", "no lo levantes cuando llora porque vas a hacerlo caprichoso". A veces nos resignamos y no seguimos nuestro "instinto animal" para poder satisfacer -consciente o inconscientemente- a nuestro círculo social o  núcleo familiar, o a nuestras obligaciones cotidianas. Yo quiero dormir con mi bebé recién nacida, quiero poder darle la teta cuando me lo pida, y quiero estrecharla en mis brazos cuando llore. No creo que mi "amor bestial" debilite a mi hija...y si no, basta con mirar a las crías de nuestras hermanas mamíferas para aprender...
Uma y su hijito, Peque 











Comentarios

  1. I am sure thiѕ paragrаρh has touched all
    the intеrnet visitorѕ, itѕ гeally really gooԁ articlе on building up new weblog.



    My ωebsite payday loans

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Gracias por pasar por La Silla Mecedora!!