Semana 37 ... reflexiones

Me sorprende no haber aparecido por aquí antes. Tuve mis momentos de querer escribir todos los días, y justo ahora se había escapado mi musa. El tiempo vuela. Ya voy por la semana 37, e Indira comienza a darme los primeros indicios de que pronto querrá dejar su cálido nido para conocer el mundo.

Lo que estoy viviendo no tiene comparación. Lloro, me río, estoy insomne, pienso, pienso, y pienso. Hace unas semanas atrás no sentía esta ansiedad. Son sentimientos encontrados. Por un lado, quiero tener a mi beba en mis brazos ya; pero por el otro, se escapa por algún huequito un miedo de perder esta hermosa sensación, este momento tan lindo del embarazo. Supongo que es normal.

Ya tengo todo -casi- listo. Lo que no leí es el manual para ser mamá...porque no existe. Aprender sobre la marcha, de eso se trata; y superarnos día a día aprendiendo de nuestros hijos. Ojalá Dios me de la sabiduría para llevar adelante semejante empresa.

Mi Guille es un sol. Me cuida, se despierta cuando estoy insomne, me atiende, me mima mucho, me comprende, me escucha cuando tengo ganas de hablar y hablar, y escucha mis largos silencios. ¡Cuánta carga lleva en su mochila!. Él también va a ser papá, y debe sentir muchas dudas como yo, pero es muy fuerte y ahora tendrá a cargo no sólo una sino dos mujeres que revolucionarán su vida. Está loco por su princesa y me mata de amor. Le canta, le habla, y ella responde. Parece que la relación con sus papi va viento en popa.

Mientras, cada día, en mi silla mecedora voy tejiendo miles de historias. A veces, la veo a Indira en mis brazos dormida; otras, la veo corriendo a los gatos por el patio, y hasta la veo saliendo de casa yendo a la escuela.

Cierro los ojos, miro para atrás, y veo a todas las mujeres de mi familia. Grandes mujeres. Mamá, abuela, bisabuela. Parieron, criaron, y soñaron... como yo. Comparto con ellas no sólo los genes, sino la memoria celular de esa escencia femenina, de miles de generaciones, que pasaron una y otra vez por este gran mandato que nos da la vida, el de ser madres. Gracias Madre Naturaleza por poder llevar en mi vientre a otra futura madre; gracias por confiar en mí y depositar una de las tantas semillas de las futuras generaciones.
Indira y yo...en el jazminero de casa


Comentarios