.
Yo siempre iba a su casa y quería sentarme en esa silla. No era una silla común, era una silla mecedora; y a mis 9 años me parecía que era algo así como un trono. Más aún porque cuando me sentaba en ella cerraba mis ojos y me mecía. Siempre supe que algún día tendría una. Son esos objetos que uno no sabe por que idealiza tanto
Cuando vi esas dos rayitas hace poco más de cuatro meses mil cosas vinieron a mi mente. Una cosita chiquitita, diminuta, se está gestando dentro mío. Me toco la panza cada día, como protegiendo algo, como nunca antes en mi vida, y vislumbrando a cada momento todo lo que mi vida está cambiando. Ahora, voy a necesitar la silla mecedora.
Ojalá todas las mamás de este mundo puedan tener su silla mecedora, para hamacarse en sus sueños mientras susurran el arrorró.
6 de julio 2012
6 de julio 2012
Comentarios
Publicar un comentario
Gracias por pasar por La Silla Mecedora!!