Los recién nacidos humanos llegan a la vida más indefensos que los neonatos de otras especies. No sabemos caminar, ni podemos alimentarnos por nuestros propios medios, y necesitamos de nuestra madre para poder sobrevivir. Durante los primeros 18 meses nuestro hijo espera sentirse como en el útero, y nosotros como padres tenemos debemos estar atentos a sus necesidades por motivos muy especiales.
De acuerdo a
Darcia Narvaez, Psicóloga y profesora en el Departamento de Psicología de la Universidad de Notre Dame, nacemos indefensos, nuestros huesos son tan frágiles que no nos permiten caminar, y el hueso del cráneo aún no se cierra hasta pasado el año de vida. Durante los primeros
18 meses de vida del bebé, sus cuidadores deben proporcionarle un entorno parecido al del útero, pues los bebés no saben autorregularse. Los adultos deben mantener a su bebé en un estado óptimo para que sus sistemas y funciones continúen desarrollándose normalmente.
La exterogestación
Con esta perspectiva, el bebé nace siendo un feto, y necesitan
cuidados parecidos a los que obtienen en el útero después de su nacimiento y por los siguientes 18 meses. En este período deben mantenerse tranquilos y confortados mientras que varios sistemas neurobiológicos están completando sus funciones.
Culturalmente, y en la sociedad ajetreada en la que vivimos, es difícil detenerse a pensar en la importancia de la
exterogestación. Pero más allá de los cuidados físicos, son los cuidados psíquicos los que también dejarán una impronta en el bebé. Cuando no se comprende las necesidades del bebé y se los deja llorar, o no se los cobija, o no se les proporciona un entorno placentero y tranquilo, ésto puede
estresar al pequeño. Y estresar a los bebés dañará sus sistemas inmaduros que aún se desarrollan: neuroendocrino, inmune, neurotransmisor, respuesta al estrés, y todos pueden verse afectados durante toda la vida.
El nido evolucionado
Los primeros años de vida de un bebé son cuando prácticamente todos los sistemas neurobiológicos están completando su desarrollo, y es cuando se forman las bases para el resto de la vida, incluida la convivencia con los demás.
La investigación de Darcia Narváez y su concepto de
"nido evolucionado" explora cómo la experiencia de vida temprana influye en el comportamiento social y moral de los seres humanos. "Cuando rompemos el nido del bebé, rompemos su conexión con la tierra", dice. Por lo tanto, el concepto de nido evolucionado invita a los adultos a replantearse las verdaderas necesidades de los niños durante su primer año y medio de vida, para proporcionarle todo lo necesario para crecer sano y feliz.
5 cosas que debes saber
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5 cosas que puedes hacer
Le estás dando todo tu amor y te estás asegurando que crezca tan cariñosamente como lo ha hecho en el vientre. Ahora que ya sabes que durante los primeros 18 meses el bebé aún se está gestando en tus brazos, y con el amor de su familia, hay algunos consejos que puedes seguir poniendo en práctica para continuar brindando todo el apoyo necesario para el correcto desarrollo físico y emocional de tu bebé:
- Préstale atención y muéstrate atenta a sus necesidades
- Nunca le niegues el contacto físico
- Trata de mantenerte relajada y calma (él puede leer tus emociones gestuales)
- Déjalo que juegue libremente e investigue, siempre evitando un entorno de peligro
- Dispone tu tiempo y paciencia a la hora de su llanto, para transmitirle paz y evitar el estrés
Crecen muy rápido, pero seguirán siendo nuestros "bebés" toda la vida. Necesitan todo nuestro apoyo, nuestra contención y nuestros brazos cargados de amor para que su cerebro y sus emociones se desarrollen de la mejor manera posible. ¡Y lo estás haciendo muy bien!
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