Cómo la maternidad te puede ayudar a reconocer a tus verdaderas amigas



  • Cuando te conviertes en madre las prioridades de tu vida cambian, y aunque probablemente sigas conservando los fuertes vínculos de las grandes amistades de hace años, pronto te darás cuenta cuán afortunada eres de contar con esas pocas pero grandes amigas en un momento tan sublime como la maternidad.
  • Cuando leí el artículo de Rachel Gorton en el sitio Motherly, me sentí completamente identificada. En él, la autora habla de "verdaderas" amigas que se evidencian tras la maternidad y cómo una va cambiando el tipo de amistades a través de los años.
  • Si bien soy muy afortunada en tener el mismo grupo de amigas desde la adolescencia, lo cierto es que con algunas tengo más afinidad que otras y sólo un puñado de ellas pudo comprenderme y apoyarme en mis primeros pasos como madre. Mientras tanto, con otras nos fuimos haciendo más amigas a medida que organizamos reuniones para que nuestros hijos se conozcan.
  • Los amigos no son siempre amigos incondicionales a lo largo de la vida, y en algunos momentos esas amistades que parecían inquebrantables suelen ponerse a prueba en uno de los momentos más críticos de la mujer, que es la maternidad. Y hablo de crítico porque es un quiebre, una ruptura en el que resurgimos como mujeres, y comenzamos a tener otra visión de las cosas y de la amistad.
  • Apoyarnos entre mujeres

  • "Hacer tribu" es una de mis frases favoritas. Las mujeres tenemos esa disposición natural a reunirnos para apoyarnos, traspasar nuestra sabiduría ancestral de una generación a otra, alegrarnos por los logros, y llorar juntas en la tristeza.
  • Es entonces cuando la maternidad viene a mostrarnos con crudeza cuántas de todas esas amigas absolutas están hoy para comprendernos y poner su hombro. Y de a poquito, nos vamos acercando más a aquellas mujeres con las que ahora sentimos más afinidad, con la que podemos sentirnos identificadas, y con las que soportan nuestras interminables conversaciones acerca de biberones, horas de sueño y pataletas.
  • Si has perdido algunas amistades luego de haberte convertido en madre, no te aflijas. La amistad se va transformando conforme se transforma la vida de una mujer. Lo que debes guardar en tu recuerdo es los bellos momentos vividos con esa persona, sin rencores, y darle paso a nuevas amistades que potencien tu ser. Yo perdí una gran amiga luego de convertirme en madre. Ambas, muy sutilmente, nos fuimos alejando. Aún nos escribimos esporádicamente, pero sabemos que nuestras prioridades cambiaron, aunque nunca mermó el cariño.
  • Aquellas amistades que pasan por el filtro que supone la maternidad son las que arrojan luz a tu vida y las que mereces conservar por siempre.
  • Reconoce a las verdaderas amigas

  • Con el devenir de la maternidad puedes reconocer fácilmente cuando una amiga es de esas que jamás debes perder y que estará allí contra viento y marea, así como chupetes y mamaderas, firme a tu lado. Si tu amiga hace algunas de esas cosas o se comporta del siguiente modo, ella es una gran amiga que debes conservar:
    • Comprende tus tiempos
    • No se aleja
    • No se enfada porque prefieres no salir a cenar
    • Es cauta a la hora de mantenerte mucho tiempo al teléfono
    • Te escribe para saber cómo te sientes y cómo está tu bebé
    • Cuando va a tu casa lava los trastos sucios o dobla la ropa
    • Escucha con atención tus problemas de mamá y jamás los minimiza
    • Utiliza palabras de aliento y jamás te cuestiona las decisiones
    • Disfruta de los juegos de tu hijo
    • Si se reúnen con parejas amigas, procura un horario prudente que te quede cómodo
    • Te aconseja sin presionarte ni compararte
    • Aunque pasen días o semanas sin verse, sabes que ella siempre está allí
  • Si sientes que la maternidad te ha alejado de alguna persona que querías mucho, y consideras que vale la pena recuperarla, conversa con ella y trata de salvar la amistad. Pero si de pronto ves que todo ha cambiado drásticamente y ambas ya no se sienten cómodas como antes, es tiempo de dejar paso a que las cosas fluyan y otras personas lleguen a tu vida. No se trata de estar en discordia con nadie, sino de aceptar que forma parte del cambio y de nuestra madurez como personas.
  • Mientras tanto, si eres madre y cuentas con un puñado de verdaderas buenas amigas, ¡siéntete afortunada, y sigue cultivando ese cariño!

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