No siempre te guíes por la intuición

¡¡Los nervios que tuve hasta ese momento!!. Bueno, "nervios", es una forma de decir... lo correcto es decir ansiedad; sí, me mataba la ansiedad. Se acercaba el momento de la siguiente ecografía, en la que íbamos a saber el sexo de mi porotito. Los días pasaban lentísimos, y yo daba vueltas en la cama pensando y pensando en que al día siguiente sabría la gran noticia. ¿Sería un varón o una nena?.

Y falló mi intuición nomás. Fue una nena. "Decime que es un varón", le dije a la doctora, casi temblando, segundos después de que comenzara a rodar el ecógrafo por mi barriga. "No te voy a decir que es un varón...porque es una nena". No podía creerlo, mi convicción se fue por el piso, pero mi alegría seguía por las nubes.

Vaya a saber por que se me había puesto en la cabeza que sería un nene. Creo más que nada que era una "deuda" personal; yo quería que sea nene porque así lo imagine siempre, como el primer varoncito de mi familia (al menos por mi lado), quería que sea un varón porque así lo imaginaba mi papá, "mirá cuando Fer tenga un coquito"( a mi marido lo apodan Coco). Pero muy dentro mío quería una nena, para enseñarle a bailar desde la panza, y  para ponerla coqueta como hacía con mis amadas muñecas unos cuantos años atrás.

Ya estoy entrando en la semana 19. Casi llegando a la mitad del embarazo. Va creciendo rapidísimo, se mueve y me enternece día y noche. Su papá la mima, y ya la siente como "su nena", haciendo caso omiso a todas las gastadas de los varones cercanos que vaticinan un futuro de refunfuños, noches con la escopeta echando filas de muchachos, y enojos y celos cuando su niña comience a ser mujer. 

Amo profundamente a ese ser que se va gestando en mi vientre. Imagine siempre este momento y lo vivo a pleno. Mientras, en mi silla mecedora, imagino su carita, sus abrazos y su voz. Parece un cuento, siempre quise ser mamá y hoy estoy en camino a cumplir mi sueño. Dios y el unviverso me acompañan.